jueves, 3 de septiembre de 2009

Agonía de amor

Al llegar el alba ya ni arde mi alma 
ni araño mi almohada de algodón azul
para apagar alaridos ahogados, asentados, 
alguna vez, en mi garganta agria.

Si bien fuiste autor de tantas alabanzas 
(¿auténticamente amorosas?), 
ya ni aleteo ni ansiosa ni angustiada
ni afligida como ave herida.

Ni me asustan ni agobian más
tus ácidas injurias
ni me arrastro a ningún abismo 
cuando aspiro añoranzas de años antiguos.
 
Amarga fue la agonía de nuestro amor ya ausente. 
El adiós se  hizo añicos.
Se adelantó sin autorización alguna 
anulando ansias y anhelos compartidos.

Un amuleto me ayudó a ahuyentar angustias...
ésas que, a veces, me asaltan.

http://cortona.tuscantreasures.net/big_piscina_internal.jpg

Y así seas dueño de una amplia casa
con una alberca de azulejos artísticos 
y unas admirables alfombras,
¡ah! y tus ancestros sean de alta alcurnia, 
ya no te amo como antes.

Atraparme y aislarme no podrás.
Ahora y nunca.
Aprenderás a no ahogarme más 
con tus absurdas acusaciones.
Tus amenazas ya ni me asustan 

ni me agobian ni me asfixian.
 
Aunque añore nuestros aniversarios de bodas,
alcanzaré a abrazarme a la alegría 
de un atractivo ángel acróbata
para aprender a afrontar las actuales adversidades 
y así acabar de alumbrar mi propio albúr.


Marisol 

He jugado  con la letra "A"