Mientras
hago cosas que no debo hacer y digo cosas que no debería decir, la vida
me insta a dar tres pasos adelante y uno para atrás, así cojee en el
camino y avance lentamente hacia mi propia meta, quizá porque una utopía
dormida no sólo está en el horizonte de mi vida esperando aún por mí,
sino porque en ella hace su nido la realidad de hoy, de ayer .... de
siempre porque desterrar la imperfección no es sólo es destruir la expresión de la propia vida, sino oponernos al esfuerzo propio de ser mejores mientras paralizamos esa vitalidad que fluye dentro de nuestra alma.
Con estas imperfecciones vivo sin hacer reproches a los demás
porque si bien las críticas son como piedras que a uno lanzan con
puntería certera o no, nadie cambiará mi propósito de querer seguir
siendo imperfecta aunque los errores de juico personales los pueda yo
corregir en su mayoría por voluntad propia.
Y mientras juego con estos pensamientos, sólo permito que me censuren
aquellos seres que se identifican con la libertad de juicio y no con el de la
ofensa para no acrecentar más los defectos grandes o pequeños de mi propia vergüenza para evitar sonrojarme
no sólo ante la perfección eterna de Dios, sino de mi propia muerte porque ella sí que será perfecta.
MARiSOL