Entre heridas irremediablemente incomprensibles
hay vestigios de altanería y estancamiento
vestidos de insoportable dolor...
ese dolor indiscreto, sin entusiasmo e inentendible.
Quizá sin razón alguna me dejo ver.
¡Ay! Mas no puedo dejar de pensar
cuándo fue la última vez que pensé con claridad
Y mientras cierro los ojos y abro la boca
con conciencia retrociendo en el tiempo...
ese tiempo que reformula el tintineo de mis ideas falsas
entre risas y silencios como escombros incontrolables,
disipo las incongruentes sospechas deseadas
que entre mis manos temblorosas e indefensas se abren camino
a través de secretos seculares y malos hábitos
en esta realidad objetiva que traduce
todo propósito o despropósito de vida
mientras voy revolviendo las páginas de mi vida
vestidas floridamente de obligaciones reales ....
esas obligaciones que me aprisionan
y no dejan ver el sentido de mi armonía interna...
esa armonía que intenta ser tenaz
con indeclinable voluntad y determinación
hasta el final del tiempo invisible de mis días
MARiSOL