martes, 10 de diciembre de 2019

Ardiente Olvido





¿Será que la vida es bella sólo cuando duermo?
Quizá sí, quizá no
 porque mientras tengo promesas por cumplir,
debo andar mucho camino sin dormir 
sobre el boceto de mi propio sendero de vida,
aquél que me lleva no sólo hacia mí misma,
sino aquél que me lleva aún más lejos
para saber hasta dónde yo  puedo llegar


¿O acaso me equivoco al advertir despierta 
que la vida es un gran deber 
mas no aquel deber que yo espero
que hagan los demás por mí,
sino más bien lo que yo debo hacer 
por mí misma y con voluntad firme?


Y mientras mi deber es desarrollar
lo mejor que puedo
 todo lo que yo poseo entre mis manos
no con el ánimo de ser mejor 
sino de convertirme discretamente
en mi más querida imagen, 
 la esperanza me da la fuerza
 para seguir adelante
aunque el temor sea su eterno acompañante
mientras el amor incondicional insiste
en ser un ardiente olvido de todo
porque solamente él da de sí 
y nada recibe sino de sí mismo

¿Será que a mí no me gusta hablar
ni de venganzas ni de perdones 
porque no le debo nada a nadie?
Así lo creo y no creo estar equivocada
pues con la conciencia bien alerta
 atareada estoy prendiendo la llama
de este ardiente olvido
que llevo viviendo en mi pecho
desde hace ya bastante tiempo
para no llenarlo a golpe 
de imperativos personales 
ni tampoco para sucumbir
ahora ni nunca
en el vacío de mi propia existencia


MARiSOL