lunes, 15 de mayo de 2017

El agua del corazón




Mientras me sacudo el agua del corazón,
tú cierras los ojos para no ver como la vida
hace planes para desencontrarnos
en cada esquina de nuestros recuerdos ...
esos recuerdos que, por momentos,
no sólo saben hacer reconciliaciones,
sino que nos instan a vivir por separado
mientras pueblan, pasito a paso, nuestra soledad ...
ese corto instante de plenitud
que se instala, de manera simbólica,
como patrimonio de nuestra edad adulta ...
esa edad que no siempre madura
pero que se mueve entre sonrisas y lágrimas
mientras canturrea melodías inventadas
entre suspiros inconscientes ...
allí donde nuestra memoria ve con claridad
como el pasado ha huido
porque lo que esperábamos sigue ausente
ya que estamos tejidos de hábitos y costumbres
a los cuales no queremos renunciar,
quizá porque sólo así la vida cobra sentido,
por el hecho mismo que ésta,
de vez en cuando, carece de sentido
aunque nos parezca que nada puede existir sin causa;
pues sin causa nada puede tener origen,
sobre todo, cuando sinceramente el lugar de origen
de nuestras inquietas ideas
sale no sólo de nuestra mente, sino del corazón



MARiSOL