Ayer
mientras mis pies pequeños
pretendían tocar el cielo
y mis manos de niña
se aferraban con fuerza
al columpio de la vida,
el futuro se escondía
detrás de un mar
de nubes blancas.
Hoy
mientras me reencuentro
con mi inocencia perdida
y me balanceo ya no como antes,
sino con cuidado
en el columpio de la vida,
el pasado se deja ver
como un sol en mi horizonte.
Mañana
mientras vea a otros
alegremente sentados
en mi querido columpio
te pediré, más bien,
que me ayudes a mecer mis sueños
para dejarlos volar
bien alto.... hasta el infinito.
Marisol
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