Mientras una nueva luz renace
en mis pupilas
y una sonrisa me cubre entera
poquito a poco,
tú te dejas ver tímidamente
en los parques, bosques, plazas, calles
y jardines de mi querida ciudad.
Y mientras escucho atentamente una canción
romántica y ligera tocada al piano
por unas manos virtuosas,
un pajarillo se posa a mi ventana
temprano por la mañana
para anunciarme no sólo un nuevo día,
sino una nueva era...
¡La mía!
(que está por empezar).
Marisol
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