Mientras me esfuerzo en tomar decisiones cruciales escondidas en el laberinto interior de mi alma, sacudo ligeramente la cabeza porque intento soportar las tinieblas que me hacen reflexionar sobre aquella añoranza que se asfixia bajo el día a día hasta mi último día, quizá porque todavía hay mucho que hacer si yo quiero seguir formando parte de mis tres tiempos (pasado, presente y futuro) mientras voy ajustando, aunque no quiera, las diferencias entre mi línea horizontal y perpendicular porque no hay nada más que objetar. Ya va siendo hora que exista alguna conexión entre estas diferencias porque la uniformidad es la muerte ... esa muerte a la que, por ningún motivo, debo temer porque es el comienzo de mi propia inmortalidad y de la tuya también.
MARiSOL
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