Mientras una blanca paloma, con su seco batir de alas, aprecio a simple vista dentro mío, un mar de sangre guardo en el corazón, quizá porque ni tú ni yo nos pondremos nunca de acuerdo porque vivimos, aparentemente, solamente de puro sentimentalismo y no de verdaderos sentimientos ... aquellos sentimientos que podrían impedir que nuestro propio mundo interno vuelque, por completo, al abismo aunque no nos importe cuán hondo éste sea.
Y aunque yo reconozca mis errores y tú los tuyos, la cuestión es saber si somos los dos capaces de ver con nuestros propios ojos lo que las palabras del amor nos dicen, desde hace tiempo, aunque una ligera sensación de desvalimiento sea inevitable y nos haga perder, por momentos, el rumbo de nuestras propias reflexiones porque el amor es tan profundo como la imagen de la eternidad y tan grandioso como el propio misterio del universo.
Quizás algo puro y natural se clava en nuestras almas mientras tratamos, tú y yo, de traducir el lenguaje del amor entre nuestras propias tinieblas ... en esas tinieblas donde mi imaginación (y la tuya también) trabaja más, a la sombra de la puerta de nuestras almas, que a plena luz del día ... esa luz que sale a relucir hasta en las adversidades mientras tratamos ambos de seguir inmersos en la tarea de entender cabalmente el lenguaje del amor.
MARiSOL
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