lunes, 27 de febrero de 2017

Rosas rojas




Mientras me reconstruyo, lo más fielmente posible, que puedo,
el amor por mis locas palabras coquetea contigo
de una manera u otra
Será que ya no hay nostalgias lejanas 
(ni tampoco cercanas)
porque no encuentro la forma más sutil 
de incitarte a jugar, del todo, conmigo
para seguirme queriendo, como antes,
quizá porque las probabilidades que me entiendas 
son muy reducidas

Y mientras admito, con gesto serio,
que nuestro amor viene y va
entre la oscuridad y la luz
y tratamos de rechazar, al mismo tiempo,
nuestras ligeras o grandes diferencias 
porque nada se ve perfectamente nítido,
en nuestra hora lúcida,
una vieja propuesta se hará presente
fuera de toda ignorancia
aunque tú presumas en saber más que yo

No sé si mis pensamientos sean sublimes
o si están vestidos de una imprudencia temeraria
y sean, tal vez, fruto de pura inspiración al cien por ciento
la que nos sigue uniendo aunque no queramos
Pero, ya nada es lo mismo
Este amor  a ciegas es una sombra
entre todas las sombras ...
esas sombras que nos preceden y nos persiguen
desde tiempos inmemoriables

No sé si se me hace difícil decirte
que aunque haya interferencias entre los dos,
trato de arreglar mi vida sin ti. 
Tú haces lo mismo.
Pero, por favor, que no te suene mezquino 
si yo te digo que si no podemos transformar nuestros deseos 
en hechos realmente concretos,
deberíamos olvidarnos el uno del otro 

Y, sin embargo, acepto, una vez más,  tus rosas rojas,
porque mientras para mí aceptar es dar,
para ti dar es recibir 
aunque, por momentos, sea viceversa
mientras tratamos de recordar 
el aroma de lo que fué y de lo que ya no es

Despreciar tus flores, no puedo. Nunca lo haré
porque, en el fondo, ambos sabemos
que aunque yo trate de olvidarme de ti,
tú sabes que yo te recordaré para siempre
aunque vivamos y soñemos
en mundos completamente desconocidos ...
esos mundos que deberían ser vividos
antes de ser solamente explicados




MARiSOL





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