Una brecha tan ancha como el mar
nos separa no sólo físicamente,
sino entre lo que pensamos y sentimos.
Mientras los pensamientos sensatos
son como olas pequeñas
que van y vienen
a tocarnos las puertas de la razón,
los sentimientos apasionados
son como olas grandes
que llegan a desordenarnos el corazón.
Mientras mi memoria se ha vuelto inestable
y mi alma está vagando errante
con un sueño sin dueño en los brazos,
mi mundo interior está navegando
entre aguas turbulentas.
¿Será que ya no deseo más regirme
por lo improbable y desconocido,
y, más bien, quiero abrazarme
a lo querido conocido
para calmar así mi conciencia?
Allí va el barco de papel
sin brújula, sin compás, sin timonel...
y yo acá quedo a la orilla de mi vida
viendo como te alejas una vez más
en el horizonte de mis recuerdos.
Marisol
nos separa no sólo físicamente,
sino entre lo que pensamos y sentimos.
Mientras los pensamientos sensatos
son como olas pequeñas
que van y vienen
a tocarnos las puertas de la razón,
los sentimientos apasionados
son como olas grandes
que llegan a desordenarnos el corazón.
Mientras mi memoria se ha vuelto inestable
y mi alma está vagando errante
con un sueño sin dueño en los brazos,
mi mundo interior está navegando
entre aguas turbulentas.
¿Será que ya no deseo más regirme
por lo improbable y desconocido,
y, más bien, quiero abrazarme
a lo querido conocido
para calmar así mi conciencia?
Allí va el barco de papel
sin brújula, sin compás, sin timonel...
y yo acá quedo a la orilla de mi vida
viendo como te alejas una vez más
en el horizonte de mis recuerdos.
Marisol