DAME TANGO
La vida es un tango. Termina quien sabe cuando.
Nos pone trampas, nos reta.
Temblamos cuando entre tinieblas vamos sin timonel.
Y mientras unos tímidamente juegan al tarot
para tratar de entender nuestra existencia,
otros fumamos tabaco barato para no hacer tamborilear
nuestros dedos tensionados.
Transcurre la vida entre tablaos, tabernas, teatros,
hospitales, tenderetes, autos, trenes...
¡Cuánto tráfico multicolor!
Los telediarios nos atosigan con noticias
alarmantes, tenebrosas, tétricas... ¡Alto!
No existe el tedio ¡Tate!
Entre tafetanes violetas, zapatos de tacón,
vinos tintos, trasnochadas turbulentas, triunfos efímeros
y tarjetas de crédito mostrándolas como trofeos
vamos tropezando torpemente entre rostros tristes,
entre seres que lo perdieron todo (o casi todo).
Una voz trémula pide tregua. Soy mudo testigo.
La tolerancia se quedó sin turno.
Nadie la traduce, nadie la trabaja. Sólo pocos la conocen.
Trato de entender nuestra existencia sobre la Tierra.
Unos buscamos transparencia en las palabras transmitidas
de teléfono a teléfono desde distintos puntos del planeta.
Otros buscan trucos para trepar alto sin importarles
la tumba que tienen por delante.
Mi vida se viste de tango en este momento
para olvidar tanto estrés y tormento.
En lugar de ir en tropel junto con los otros
tras tréboles de cuatro hojas,
más bien dame tango, querido, ¡dame tango!
Marisol
