El Muérdago de Mónica
Mientras como mariposa multicolor revoloteo
-en el hermoso jardín botánico de mi ciudad-
entre madreselvas, magnolias, malvas silvestres,
malvas reales, malvarrosas, mirtos, mimosas y mentas
me acuerdo de tí, amiga mía.
Tus manos morenas de mujer madura
estuvieron deshojando margaritas mucho tiempo.
Ayer al mediodía mientras subíamos al metro
para ir, primero donde tu médico,
y más tarde, al abogado (motivos tienes)
me prometiste que nunca más lo harías.
En el malecón de mi memoria
me persigue tu imagen de modelo -maniquí
y la de tu marido mujeriego y machista.
Tu alma sembrada de tantas mentiras suyas
se siente aún, por momentos, muy mal.
Y yo me quedo removida con tanto desamor.
Tu malicioso apóstol de doble moral te maltrató,
humilló, manipuló, mandoneó malignamente.
Intentó moldearte, miles de veces, a su manera.
"¡A ese megálonomo malnacido lo maldigo!
Y tú, Mónica, ¡mereces un mejor trato y mucho más!"
Mala no soy, mas molesta estoy con él y contigo también.
Mis manos menudas no pueden hacer milagros,
mas si puedo ayudarte a mudarte a un mundo mejor,
metiendo en tus maletas mensajes de muchas autoestimas.
Un maravilloso muérdago comprado por mí
te espera en tu nueva morada (un mini departamento)
para recordarte que no estás sola.
Te ayudaré a escalar hasta la cima de tu propia montaña.
Prendo mi MP3 para distraer, por un momento,
mi mente en estado meditativo y meditabundo.
Es un bolero modernizado de Luis Miguel
(¡como me gusta!) y me imagino cantando junto con él
"Amor, Amor, Amor".
Marisol