SORTILEGIO
Sólo pocos sospechan de mi desazón y desaliento.
En mi soledad solitaria sigues tú aún viviendo en mí.
Soy una simuladora sobresaliente.
Sustituirte sería, sin duda alguna, un seguro suicidio.
Sigo sigilosamente en mi subconsciente tu silueta solemne.
¿Te sorprende tanto sentimentalismo?
Sinceramente me subyugan desde tu sencilla sabiduría,
simpática sociabilidad y sabrosa superficialidad
hasta tu serena soberbia y serias sublevaciones.
Me sobrecogen tus suturas, sinsabores y sacrificios.
Soy sensible a tus sentidos sufrimientos, sagrados secretos
y a tus siniestros signos de sobrevivencia.
No eres ni una sugestión solapada
ni una realidad sinrazón ni surrealista.
No me satisfaces como un simple souvenir.
Eres mi sur, sol, semilla y sangre subtropical.
Sufro en silencio por no saberte cerca.
Un mar sediento de símbolos de siglos nos separa.
Salgo siempre a saludarte en mis sueños
saltando sobre suaves senderos sembrados de sándalos
sin saber si tú aún sientes simpatía por mí.
Sombras de sabor salado se sientan sobre mi ser.
Son sentimentales señales de una sinfonía sinfín.
Separada estoy de tu suelo soberano de seda salvaje.
Entre silbidos, siseos y susurros saboreo tu nombre solemne.
Sepultar no puedo mi sincero amor por tí.
¡SUDAMÉRICA!
Marisol