lunes, 17 de abril de 2017

Vida cotidiana



Si siempre yo aceptara las cosas tal como son,
no haría ningún esfuerzo por mejorarlas o por cambiarlas
Aceptar las limitaciones de mi presente, no quiero
Trato de llegar más lejos ...
allí donde fluye la vida de manera intemporal

Y mientras aprendo a aceptar el momento presente,
sin condiciones y sin ningún tipo de reservas,
renuncio a mi propia resistencia interna
para acortar la distancia entre mis locas demandas
y rígidas expectativas de mi vida cotidiana
mientras ella procura elaborar sentidos y generar naturalidad
en mis pequeños o grandes hábitos
y ahuyentar, cada vez que puede, a la incertidumbre ...
aquélla que abriga una multitud de prejuicios, dudas y miedos 
en el fondo de mi primera taza de café del día

Sin embargo, a pesar de que mi vida cotidiana parezca
el comfortable y mullido espacio 
donde entre sus paredes creo yo sentirme segura,
tengo que reconocer que, muchas veces, 
pongo en riesgo mi verdadera felicidad 
porque yo sólo vivo 
(¿me he olvidado de saber vivir?)
mientras con aparente normalidad
me levanto por la mañana para desayunar,
ir al trabajo, volver para cenar
y, finalmente, acostarme para dormir
mientras trato de no atentar
contra mi propia estabilidad emocional


MARiSOL




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