Mientras los errores cometidos merezcan ser perdonados, mi voz interna como externa también pedirá perdón a quienes ha herido. Sólo así podré ir liberándome de cargas para hacerme más liviana y así convertirme en un ser en progreso que merece amor y compasión divina.
Quizá deba estar atenta a mis pensamientos, palabras y acciones (sean éstos negativos o positivos), para poder estar en capacidad de aceptarlos, entenderlos y hasta de despedirlos de mi vida, de ser necesario.
Lo importante para poder recorrer el camino de la espiritualidad es que nuestra fuerza de voluntad se mantenga inquebrantable aunque, a veces, la vida misma, con retos o sin ellos, nos quiera alejar de dicho camino.
Si bien momentos de debilidad puedo yo tener, mi progreso espiritual y mi inclinación a lo inmaterial no lo voy a detener por ningún motivo. Sé que no es fácil, pero sí, milagrosamente posible aunque todo y nada hable en mi contra.
MARISOL
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