Los argumentos se gastan con el tiempo.
Mi boca hambrienta
ya no se alimenta de ellos.
Las excusas son decoraciones pasajeras
colocadas como trofeos en una vitrina de lujo.
Mi corazón protesta una vez más
y me obliga a no ser débil.
Luchando contra mis fantasmas
nado a la orilla de mi vida.
Marisol