Si bien tengo el privilegio de sumergirme en una ociosa contemplación
siento que ya nada es igual,
tal vez, porque no todos cambiamos para bien,
sino porque quedan aún muchos restos de hombres absurdos
que no desean cambiar nunca o simplemente no pueden
¿Será cierto que los temores inherentes a la lucha de la sobrevivencia
(sin más violencia que la necesaria)
se hacen presentes ahora más que nunca
porque la violencia es el último recurso de los incompetentes?
La verdad oculta detrás de unos nubarrones inalcanzables
parece flotar como un tronco a medio sumergir en el mar de la vida
mientras una espesa niebla cubre el suelo de mi realidad
Y aunque dejes de creer en ella
sigue existiendo y no desaparece
Es como tener un montón de goteras en nuestro día a día
al darnos cuenta que la violencia está ahogada por el odio
Y mientras me muevo torpemente entre dos mundos
(el bien y el mal)
me pregunto cuál de los dos vencerá
Estoy alerta ante la amenazadora y tenaz ferocidad
de aquellos corazones que sólo albergan venganza
Es como si pretendieran autoinmolarse
mientras acarician sus amuletos protectores
¡Ay! no son los males violentos los que sólo nos marcan,
sino son los males insistentemente sordos
(aquellos que forman parte de nuestra rutina)
que nos van secando por dentro sistemáticamente
al descubrir que nuestra inteligencia
está cubierta, muchas veces,
de peligrosas minas explosivas
Sinceramente,
no es lo mismo un tiempo vestido de violencia
a poderla visibilizar y reconocer a tiempo
para así prevenir situaciones más complejas
bañadas no sólo en lágrimas
(sangre de nuestras almas),
sino en sangre de dolorosa e incalculabe violencia
para la humanidad
MARiSOL