Mientras los recuerdos cual presencias invisibles viajan en el aire
prendidos a la arbitraria voluntad de un viento caprichoso
y sueñan con la fértil tierra al otro lado de mi vida,
un tiempo lacerante pasa un tanto distraído
preguntándome si la palabra escrita
es el mayor e invulnerable de los refugios...
allí donde no hay cabida para el peso del olvido
Quizá lo mejor es narrar para resistir hasta la eternidad
Mas, ¿quién contará mi historia de vida?
Y mientras ignoro cuánto tiempo la argamasa de mi memoria
se encuentre atada a mi muerte física vestida de anonimato,
pienso si yo sólo seré un gramo de polen
predestinado al misterio del comienzo de lo inevitable
y del necesario final...
ese final preparado a recibir el milagro del ocaso
quizá porque lo inmutable ¿encierra el peligro de lo eterno?
¡Ay! sólo Dios tiene tiempo para la eternidad
mientras nosotros jugamos a ser eternos
Mientras me dejo vencer amorosamente
por el abrazo marcado por las penumbras,
la sutil resistencia de la luz divina se abre paso
y cual semilla fértil crece en su territorio de origen
para disipar el tormento de mis dudas
y para enriquecer la ignorancia de mi corazón
Y mientras mis músculos se relajan
aceptando el instante que viene y el que se va,
dichosa me siento de compartir
las infinitas preguntas de la vida
y la última y definitiva respuesta de la muerte,
sobre todo, al ver como el tiempo se detiene por momentos
para dar lugar a la eternidad...
ese para siempre vestido de ahoras
MARiSOL