Cuando una porción de mi propio paraíso me pide
con ademanes ceremoniosos
no abandonarla nunca,
quizá deba aliviar su dolor y el mío también
mientras la vida se mueve con ese vaivén
de vientos impredecibles y un tanto mezquinos
para eliminar de raíz cualquier atisbo de dignidad
¡Ay! Mientras una resignación se oculta de miradas codiciosas,
no sabe si dejar notar su desconcierto frente al destino
porque, a menudo, lo encontramos sin querer queriendo
por los caminos que tomamos para evitarlo
Definitivamente la vida es generosa, breve y frágil
Es como asomarse a un abismo de nubes
llenas de infinitas cicatrices abiertas
Será porque la felicidad no es más que un sueño
y el dolor es la realidad...
esa realidad que tiene la absurda costumbre
de dejarse envolver por el encanto de las dificultades
mientras soporta cualquier penuria
con sus engañosas trampas y malditas desdichas
Para lograr vivir de pie y sin aspavientos
debo reforzar mi fuerza de voluntad y hacerla poderosa,
mientras un particular silencio vestido de rumores me recuerda
que incluso en los peores momentos
y no importando a donde vaya,
es importante preservar la memoria
(hasta de los irreverentes e incrédulos)
para recordarnos que la vida es hermosa
teniendo siempre presente el nivel de la dignidad
muy por encima del miedo
MARiSOL