Dejo hundir sobre la arena de esta playa
no sólo mis pies descalzos,
sino también mis pesares somnolientos.
Para sentirme libre, liviana y ligera
como una gaviota,
debo dejar estas huellas bien claras
sobre la arena del tiempo
aunque sea por un instante.
Mi corazón se resiste
a vestir de luto
y a hundirse en los recuerdos.
Quiere también levantar vuelo.
Marisol