Ayer
mientras un antiguo y querido candado
se me caía de las manos,
ví como la llave se hundía en la arena del tiempo.
Hoy
como no te entiendo, decido liberar mi alma
de falsas ataduras y de silencios extraños.
Tengo sed de realidades y no de fantasías.
Mañana
tendrás tú que recordar por los dos,
porque mi memoria se ha vuelto rebelde
y ya no me obedece como antes.
Marisol