Busco el camino que me devuelva a tí,
mas una suave brisa marina
me susurra al oído: "¡Olvídala, olvídala!"
Y mientras cabalga mi alma desbocada
a la orilla de mi vida
mi llanto de hombre enamorado no lo escuchas.
Mi corazón agitado y mente agotada
de llorar recuerdos perfumados
de tí, querida mía, te buscan a la distancia.
Marisol