martes, 9 de diciembre de 2014

El sentido de la vida





La vida fluye como un río que no puedo detener por más que quiera. Él es veloz como la vida misma, esa vida que nos marca el tiempo  de nuestros relojes internos mientras me relaciona con otras personas para darle sentido a mi vida. Quizás debo darle sentido a ésta porque, en el fondo, carece de sentido. ¿O acaso la vida cobra sentido porque aspiramos a no renunciar a nada mientras tratamos de no ahogarnos en ella? No sé. Lo único que sí sé es que ya no le puedo dar marcha atrás a las manecillas de mi reloj, porque la esencia de la vida me obliga ir hacia adelante mientras miro hacia atrás para poderla entender mejor. Y mientras la vida le resulta indiferente a los relojes del tiempo, no lo es para mí. Sigo avanzando, mejor dicho, sigo nadando porque el tiempo igual como el río de la vida nos arrastra, sin pedir permiso, hacia adelante desde que nacemos hasta que dejamos de existir ... allí donde las manecillas de nuestros relojes se detienen queramos o no al borde de esa ribera desconocida donde ellas dejan de funcionar porque no tiene ningún sentido que lo sigan haciendo. Apuro no llevo en llegar a esa ribera. Más bien, apuro tengo en entender el sentido de la vida.

MARiSOL








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