Mientras un presentimiento es incapaz de garantizar lo que de verdad importa, un cambio tranquilizador mas incongruente se desprende de la amabilidad de esos sueños cantados por mi alma, quizá porque son más grandes que mi propia vida.
No basta que sólo aparezcan imágenes inverosímiles ante mis ojos. En serio. No se si tú puedas regalarme más optimismo cual ola perfecta. Tú pondrás todo en duda mas suele ocurrir que contra mi voluntad explicaciones sobran mientras me susurran que yo soy parte de una dimensión inabarcable donde nadie más que yo tiene cabida alguna.
Sinceramente no sé si deseo deshacer este hechizo porque mi mundo dejó de ser ya el mismo desde que desperté a la realidad, a esa realidad que aunque desee yo no creer en ella, sigue existiendo y no desaparece por más que yo quiera.
Entre la calma y la tempestad, mi mar interior no se desborda y, sin embargo, lo que sí me desborda, por momentos, es que mi mundo interior se ha quedado sin riberas, sobre todo, cuando el honor mío cual isla escarpada se ha quedado sin riberas, quizá porque el que ha caído de ella, ya no puede volver a subir como antes cuando ese antes comprometía a mis tres tiempos. Sobre todo cuando uno toma conciencia que no hay mayor dolor que recordar tiempos felices desde la miseria. Al menos que uno no la quiera ver, sino, más bien, la belleza que aún queda en nuestras almas.
Sinceramente no sé si deseo deshacer este hechizo porque mi mundo dejó de ser ya el mismo desde que desperté a la realidad, a esa realidad que aunque desee yo no creer en ella, sigue existiendo y no desaparece por más que yo quiera.
Entre la calma y la tempestad, mi mar interior no se desborda y, sin embargo, lo que sí me desborda, por momentos, es que mi mundo interior se ha quedado sin riberas, sobre todo, cuando el honor mío cual isla escarpada se ha quedado sin riberas, quizá porque el que ha caído de ella, ya no puede volver a subir como antes cuando ese antes comprometía a mis tres tiempos. Sobre todo cuando uno toma conciencia que no hay mayor dolor que recordar tiempos felices desde la miseria. Al menos que uno no la quiera ver, sino, más bien, la belleza que aún queda en nuestras almas.
MARiSOL