
Salvaje e indómito el corazón que nos habita en esa soledad que reina en nuestra conciencia, allí donde no admitimos testigos, sólo sentimientos, reacciones y sensaciones que nos mecen y remecen a ti y a mí mientras una mano dura rige el mundo. Y aunque optemos de seguir existiendo en el día a día y una inquietud, vestida de melancolía, tome posesión de nuestros pensamientos (esos pensamientos que sólo tú y yo escuchamos latir entre tus intuiciones y las mías), ambos tratamos siempre de reconciliarnos con la vida aunque a ella no la comprendamos del todo mas si comprendamos otras cosas al instante mientras reconocemos sin grandes razonamientos que tú y yo sí nos conocemos y reconocemos de manera inmediata, directa y autoevidente y sin deducciones de por medio mientras nuestros locos espíritus se comunican por un camino no racional y sin argumentos porque ni tú ni yo tratamos de convencer a nadie que carecemos de un manual de instrucciones porque tenemos uno de intuiciones.
MARiSOL
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