En un arranque de gran autoridad
vestido de vigor, brío y energía
me despojo de toda falsa cortesía
¡Ay! ¿Es la cortesía la forma más eficaz de desprecio?
¡Shhh! Quizá no deba seguir hablando
y más bien permanecer inmutable
ante las cosas inesperadas
Y mientras busco las palabras adecuadas,
cruzo miradas con mi destino ...
aquél que utiliza siempre heraldos humildes
Acaso, ¿tú eres uno de ellos?
Si tu respuesta es blanda, quebrarás mi ira
La romperás en mil pedazos
¡Mas está bien así!
¿Y sabes por qué?
Y es que no es bueno ver
un problema en cada respuesta
sino encontrar una respuesta
para cada problema
¿No crees?
Y mientras me encojo de hombros
burbujas de despreocupación bailan
alrededor de mi incredulidad
Será porque no logro entender la culpa de tus devaneos
¿O acaso soy yo la que piensa sólo en disparates?
En este ensimismamiento procuro guardar la calma
Esa calma que logra imponerse finalmente
ante las grandes adversidades de la vida
Esas adversidades que nos golpean
cual amargas experiencias
(mas estériles no son)
y nos ayudan a madurar,
a crecer vigorosos y felices
por fuerza mayor
aunque dudemos en el intento
MARiSOL