Mientras sinceros y buenos sentimientos nacen
de mi reflexiones un tanto caóticas e inconstantes
aunque yo no tenga una prolija historia que contar,
no me desvanezco hasta desaparecer sin aviso
porque simplemente ni quiero ni puedo
La verdad que no pretendo ser legendaria como tú
¡Qué absurda idea!
Mientras en prudente silencio una letanía (la tuya)
se precipita al abismo de los recuerdos que nos unen,
yo tengo la buena voluntad de hacer una firme promesa:
Ya ni escarbaré más en otros tiempos
ni amargaré mi alma sólo con antiguas quejas
Y es que tengo ya zanjado algunos asuntos pendientes
Si bien razones evidentes tengo
para tenerte al margen de mi vida,
tus desavenencias no están más vinculadas a las mías
Y aunque una gran pena haga nido en mi lengua,
no necesito hacerte saber de mi desazón
en este total desencuentro de distintos intereses
Y mientras atesoro en la memoria las temidas consecuencias,
me doy cuenta que todo es transitorio
porque nada es para siempre
Todo es perecedero como la vida misma
porque tiene una duración limitada
ya que ésta, con el tiempo, pierde su utilidad o validez
¡Ay! Desolación ya no siento por lo perdido,
ni tampoco necesito de mil excusas
para alejarme del todo de ti
aunque una paralela autoinculpación me mire de frente
queriendo tímidamente alzar un puño victorioso
Será porque yo no antepongo los buenos y malos recuerdos
ante un falso orgullo que pretende echarte la culpa de todo
Y aunque mis palabras te suenen huecas y ambigüas,
éstas están envueltas de auténtica humildad
porque la humildad es el secreto de toda sabiduría y conocimiento
ya que el primero nos ayuda a vivir como queremos
y el segundo nos sirve para ganarnos la vida como podemos
aunque tú no quieras darme la razón ni ahora ni nunca
MARiSOL